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¿ Qué son las asambleas de ciudadanos ?
¿En qué contexto nacen las asambleas ciudadanas?
Las asambleas ciudadanas son hijas de los desafíos y de las mutaciones del siglo XXI: la globalización, la intensidad de las interdependencias desde el nivel local hasta el global, las crisis multiformes de la democracia, los modelos de desarrollo y de producción predadores y no sustentables, la rapidez de las evoluciones tecnológicas, etc. Todos estos desafíos estructurales – la lista no es exhaustiva, aparecen bajo formas diferentes de una región del globo a otra. Unen a partir de entonces a los pueblos de la Tierra en un único y mismo destino colectivo. Estos cambios históricos no se producirán sin instrumentar nuevas regulaciones y herramientas de participación social y política.
Una apuesta inédita e histórica para los ciudadanos
¿Acaso no corresponde a los ciudadanos apropiarse de estas cuestiones y poder decidir por sí mismos? ¿De qué manera los ciudadanos, en toda su diversidad, pueden implicarse en estos cambios cuyas dimensiones inéditas y nuevas pueden parecer desconcertantes? Pero de hecho, ¿son los ciudadanos capaces de enfrentar estas cuestiones? Creemos que sí. Sin lugar a dudas son los mejor ubicados para innovar y ponerse a la altura de los desafíos contemporáneos. Siempre y cuando logren relacionarse de manera diferente entre sí y con los demás actores de la sociedad desde la escala de lo más cercano hasta el nivel global.
Una respuesta a cuatro desafíos de la gobernanza
Cuatro razones de ser fundan las asambleas ciudadanas. Describámoslas brevemente :
- Preparar las mutaciones : los cambios y los desafíos contemporáneos son históricos, por su escala y su amplitud. Pero, ¿sobre qué, cómo, con quién se debe actuar para conducir estos cambios? Las instituciones solas, con su inercia y su lógica propia no son las mejor preparadas para hacerlo. ¿Acaso no le corresponde a los ciudadanos, en toda su diversidad, estén organizados o no, hacerse cargo de estas cuestiones? Identificar, comprender, priorizar los cambios constituye una primera etapa indispensable. Diseñar perspectivas comunes y estrategias constituye la segunda.
- Contribuir a instituir las comunidades y a renovar la democracia: la mayor parte de las sociedades vive una crisis multiforme de su regulación y de su gobernanza. Una de estas crisis proviene de la dificultad de las instituciones que una comunidad creó en un determinado momento de su historia, para garantizar la cohesión y el sentimiento de pertenencia a esta comunidad. Por lo tanto se hace indispensable que las comunidades se reinstituyan, reinventen su proyecto común. ¿De qué manera? A través de los procesos instituyentes, que permitan agrupar los valores, intereses, desafíos y compromisos de los miembros de la comunidad. La misma urgencia es válida incluso a nivel de las democracias, de los Estados y de las comunidades políticas regionales que ya no pueden basarse en instrumentos formales como las elecciones o los parlamentos. También deben permitir que el conjunto de ciudadanos haga propios los desafíos de la sociedad, los comprenda y los someta a debate.
- Articular perspectivas comunes y diversidad de las realidades sociales: las cuestiones que se plantean en las diferentes comunidades están lejos de ser idénticas en todos lados. A la diversidad de las culturas y realidades sociales corresponde una diversidad de las formas institucionales y de las prioridades colectivas. Es de hecho partiendo de la diversidad como pueden extraerse poco a poco perspectivas comunes. Esto sólo puede ser resultado de una construcción colectiva, de un diálogo entre los diversos sectores que componen la sociedad. Podemos abordar la diversidad desde tres ángulos complementarios: la diversidad geográfica y cultural; la diversidad social y profesional; la diversidad temática de los temas a tratar. Combinar estas tres diversidades implica progresivamente definir perspectivas comunes en una región del mundo, luego de una región del mundo a otra.
- Superar las formas tradicionales de relaciones entre grandes regiones del mundo. El recorte de las comunidades humanas por fronteras nacionales o regionales refleja cada vez menos la naturaleza de las interdependencias. La mayoría de las relaciones entre sociedades siguen siendo relaciones diplomáticas o lazos comerciales entre empresas. Sabemos que esto no basta. Si queremos construir una paz sustentable, hay que permitir a los propios ciudadanos hablarse francamente de sus problemas cotidianos. Para ello hay que encontrar los medios de hacer dialogar juntos los pueblos y los ciudadanos a través de unas veinte grandes regiones del mundo.
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